Desde el pasado mes de octubre se me ha hecho el gran regalo de poder participar en la Escuela de Palabra. Cada martes escucho las palabras de Magdalena Aguiló, misionera de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, ella nos orienta, enriquece e ilumina en la Palabra de Dios.
En esos momentos pienso en cuanto me gustaría que vosotros también la escuchárais. Hoy me he decidido y quiero compartir con vosotros un poquito de lo que ella nos transmitió, aunque con algo mío ;-)
"Las personas no somos plenamente felices porque nos equivocamos una y otra vez en donde buscamos la felicidad.
La sociedad de consumo nos hace creer que teniendo cada vez más cosas
vamos a ser felices. Nos hace creer que viajando más, que comprando más,
que gastando más vamos a ser realmente felices. Pero esta felicidad es
finita, es una felicidad que dura días o semanas, y cuando pasa este
tiempo ya se nos está animando a consumir con algo nuevo.
Un ejemplo muy claro está en la tecnología, que antes de que hayamos
sacado el suficiente partido al modelo que tenemos ya nos están
incitando a consumir el siguiente.
Otras veces ponemos nuestra felicidad en las personas que nos rodean,
esperando de ellas algo que quizás no nos puedan dar, haciendo a veces
de ellas nuestro centro y provocando así en nosotros mismos crisis y
sufrimientos.
A veces estas crisis nos hacen pensar que hemos elegido mal, mal
amistad, mal compañer@, o que nos ha tocado también mal, mal herman@,
malos padres, malos hijos.
Y quizás el problema está en nosotros porque buscamos en las personas y en lo material, algo que solo puede darnos Dios.
El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, sin Dios nuestro corazón se puede llenar pero no se puede colmar.
Nuestra sed se puede calmar pero no se puede colmar.
Dios nos ha regalado una capacidad de amar a su estilo, y esta capacidad hay que desarrollarla.
Siempre tendremos un hueco en nuestro corazón que solo lo puede llenar Dios.
Si dejamos que otra persona sea el centro de nuestra vida, nos
llevaremos decepciones, esperaremos de ella más de lo que nos puede dar.
Si nosotros somos el centro de vida de otras personas también se llevaran decepciones.
Si Dios es nuestro centro todo tendrá su lugar, las otras personas también tendrán su lugar.
Que tu palabra Señor colme mi sed, que no busque en ni uno ni otro calmar mi sed"
Escuela de Palabra:
ResponderEliminarMartes de 10:15 a 11:30
Plaça Santa Margarida
Valencia