miércoles, 13 de febrero de 2013

Educar las emociones

Ayer tuve la ocasión de escuchar a Dña. Miriam De Las Heras, psicoterapeuta, escritora, directora de programas de radio infantiles y madre de 5 hijos. Nos habló sobre cómo educar en la emociones. Este es un breve resumen.

¿A qué aspiramos en nuestra vida? a llegar a final de mes, a tener éxito en el trabajo, en la relaciones, a tener comodidades. O ¿a ser felices?, algo que intentamos, una y otra vez, pero que al final nos dejamos llevar y no conseguimos controlar nuestras emociones.

¿Qué necesitan en este mundo los niños de hoy en día?

  • Amor: incondicional, que no se base en un buen comportamiento o unas buenas notas, es decir, que no sea chantajista. Y este amor incondicional se lo tenemos que hacer saber, no debemos dar por sentado que lo saben.
  • Atención: que va cambiando según crecen.
  • Dirección: que no dejan de necesitarla nunca. Tenemos que ser como padres arqueros, el arquero cuando dispara requiere potencia, resistencia, aguante, en la educación la dirección requiere una firmeza constante y una vez lanzada la flecha es acierto seguro, el niño llegará a su meta que no tiene porque ser la nuestra, y si está bien disparado con puntería y precisión, el niño tendrá calida humana que demostrará en su entorno.

Vivimos en un mundo estresante, un mundo tecnológicamente saturado, con demasiada información. En las consultas hay cada vez más adultos y adolescentes adictos a la informática, tenemos adelantos que a veces actúan en nuestra contra.

Podemos estimular la inteligencia emocional potenciando su creatividad, su capacidad de conocimiento no para reprimirlas sino para potenciarlas. Para ello primero debemos aprender nosotros.

Factores:

  • Emoción: es la respuesta a una estímulo externo o interno.
  • Sentimiento: aparece si se instala la emoción. Es la parte cognitiva de la emoción, es saber como se llama y que hacer con ella (alegría, tristeza, miedo ...)

¿Cómo diferenciar los sentimientos?
Muchas veces esos sentimientos no se hablan o se reprimen, por ejemplo un niño viene llorando porque se ha hecho daño y le solemos decir no llores más.
Ninguna interacción que tengamos con el niño es neutra. Hay dejar que expresen sus emociones, que lloren cuando son bebés, cuando son niños o cuando son adolescentes.
Los adultos solemos esconder nuestros sentimientos a los niños, y luego cuando a ellos les preguntamos nos contestan de la misma forma que antes le hemos contestado nosotros, y eso no nos gusta: no me pasa nada.
Nuestro ejemplo es fundamental, hay que explicarles un poco lo que nos pasa aunque no les lleguemos a contar el problema, pero sí que les podemos decir: que sí nos pasa algo, que estamos enfadados, cansados o tristes, aunque en este momento no se lo podamos contar. Dando respuestas auténticas.

Hablarles de sentimientos.
En vez de preguntarles ¿qué tal tu día?, preguntarles ¿cómo te has sentido hoy?

No debemos comparar a los niños ni con otros niños ni con sus hermanos, pero sí que deben compararse con ellos mismos, viendo sus logros, sus cambios.

Diferencia entre ser buenos padres y padres brillantes:

PADRES BUENOS PADRES BRILLANTES
Corrigen errores.  Cuando se equivocan en una suma le dicen esto esta mal, el resultado es este.
Enseñan a pensar. No les dan la solución les dicen que esta mal y que lo vuelva a pensar.
Nutre el cuerpo.
Nutre la personalidad con inteligencia emocional.

Dan regalos.

Ofrecen su propio ser. Y el efecto no se rompe, es duradero y no caduca.

Preparan a sus hijos para los aplausos.

Preparan a sus hijos para los fracasos, que son inevitables, les enseñan que pueden volver a intentarlo, y que eso no quiere decir que es un fracasado.

Conversan

Dialogan, hay dos partes que hablan y hay 2 partes que escuchan. Hay sentimientos de contradicciones de nuestro día a día y de las soluciones a esas contradicciones.



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