miércoles, 22 de mayo de 2013

Ser personas del Espíritu Santo

Os traigo la escuela de la Palabra que escuchamos esta semana de Magdalena, y un poco de lo que escuché el domingo día de Pentecostés en Verbum Dei, Siete Aguas.

Comenzamos una nueva etapa en la que retomamos a la luz de Pentecostés el tiempo ordinario. El Espíritu Santo nos ayuda a comprender, nos da fuerza para que podamos realizar y para que podamos dar aquello que hemos captado. Vivimos las situaciones con una nueva luz,  a la luz de este nuevo Pentecostés, y no nos olvidamos que en la historia de la iglesia ya han habido otros Pentecostés y que en el futuro también habrán otros nuevos.

Ante Pentecostés nos podemos situar de 3 maneras diferente:

  • Pesimista: Si es verdad hubo un Espíritu Santo, hubo un Pentecostés pero la Iglesia no cambia, pero mi problema sigue estando ... Ante esta manera de estar el Espíritu no puede actuar, porque cuenta con nuestra apertura, cuenta con nosotros.
  • Optimistas: Se lanzan sin contar con las fuerzas y sin la ayuda del Espíritu Santo, en esta manera de estar no se pisa el suelo y acabamos cayendo.
  • El Espíritu Santo nos invita a ser personas reales, situadas, que reconocen sus límites, sus posibilidades, personas que delante de situaciones reales no solo cuentan con sus fuerzas sino que cuentan con el Espíritu Santo.  Y sabemos que a veces el problema se puede solucionar pero también sabemos que a veces el problema no se puede solucionar, pero no estamos solos contamos con el Espíritu Santo incluso ante algo que nos supera.


María le pregunta al Ángel Lc 1,34 “¿Cómo será esto?” y el Ángel le contesta que es cosa del Espíritu Santo, Él le dará la fuerza. A nosotros también se nos invita a ser personas del Espíritu Santo, siempre podemos contar con su fuerza.
Jesús nos dice en Jn 16,12-13 “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis con ellas por ahora. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena; pues no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que oye y os anunciará el futuro.” Cuando decimos Ven Espíritu Santo, no es porque no esté sino porque necesitamos su luz, luz para una persona, luz para que una iglesia sea más evangélica, luz ante un problema.
Y una vez que lo hemos invocado tenemos que estar atentos a las situaciones del Espíritu Santo, no podemos pensar que no tenemos fuerzas para lo que nos ha insinuado porque el Señor nos acompaña.
Estamos en la época del Espíritu Santo, la época de la Iglesia, si después de 21 siglos continúa es porque en ella ha habido pequeños Pentecostés, personas del Espíritu Santo. Y  en esta época de la Iglesia el Espíritu Santo nos sigue diciendo algo, nos dice que sus dones son dones y tareas, y nos los da para que nos activemos.
El Señor nos deja el Espíritu Santo a cada uno de nosotros, tenemos que estar atentos porque el Espíritu Santo de la verdad nos guiará. Necesita de nosotros, nuestras manos, nuestros pies, nuestras bocas ... Para ser testimonio de vida. La persona que vive del Espíritu no necesita ningún título, ningún cargo dado por los hombres, ya que el poder nos viene dado de lo alto. El Espíritu Santo nos crea, nos recrea para sacar lo mejor de nosotros mismos.

Acoger por amor para así dar esa luz a los demás, y así otros también propagarán. En Rom 12,2 ”No os acomodéis a este mundo, antes transformaos con una mentalidad nueva, para discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno y aceptable y perfecto.”

Si creo en Dios => Oro.
Si oro => Avivo el Espíritu.
Si Avivo el Espíritu => Discierno, trasmito luz, alegría, los frutos del Espíritu.
El Espíritu Santo nos conduce a la Paz, con el Espíritu hacemos distancia en medio del ruido.
Seamos personas del Espíritu Santo, personas que saben que son guiadas.


Canción: Ven Espíritu de Dios sobre mí. De Kairoi.

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