miércoles, 12 de junio de 2013

Vivir la alegría de la Fe



En la escuela de la Palabra de la semana pasada, Magdalena nos hizo descubrir que las personas somos seres sedientos, y que nuestra sed no es saciada por cualquier fuente. Solo Dios es capaz de calmar nuestra sed.
Orar es practicar nuestra fe, y practico que creo en Dios. La oración también es reforzar la fe, en ella podemos fortalecer nuestra fe. En ella podemos reconocer que nuestra fe puede ser gozosa, podemos vivir la alegría de la fe.

En estos momentos que vivimos, la mayoría de las noticias son malas, sin una actitud crítica viviríamos angustiados, nada pone una actitud positiva.
Nuestros sentimientos son como un ascensor de repente me encuentro arriba, de repente abajo, y otras veces nos sentimos como si el ascensor estuviera atrancado.
Nos puede ayudar preguntarnos, ¿por qué estoy así?, tanto en los momentos que estamos bien, como en los que estamos mal. ¿Qué botón he pulsado que antes estaba abajo y ahora arriba?
Es un buen ejercicio pararnos 5 minutos y pensar porque hemos llegado a sentirnos así. Hacer una relectura de lo que hemos hecho: he ido a comprar, antes he pasado por, me he encontrado con, me ha dicho esto. Hasta que nos damos cuenta de lo que ha causado el cambio.
Al hacer esto encontramos un estado de ánimo provocado por actitudes, por personas. Cuando somos capaces de verlo, nos tenemos que decir ¿Yo quiero que esto sea el motor de mi vida? Aquí aprendemos a hacer opciones.
Este compañero me dice esto, ¿y Tú Señor qué dices?, mi pareja, mi herman@ me dice esto, ¿Y Tú Señor qué dices?

No podemos dejar de tener influencia del exterior porque no vivimos en una burbuja, ni tampoco sería bueno. Pero podemos elegir si queremos que esa realidad me condicione todo mi día.
Hacer este paso es de una persona de fe. Esto no es espontáneo, necesita un trabajo interior.
Salmo 16: “Bendigo al Señor que me aconseja, aun de noche instruye mi conciencia. He elegido al Señor como mi guía perpetuo
Nosotros decidimos si estas situaciones nos provocan estrés o somos capaces de hacer un encuentro, un momento de salvación. Ser capaces de parar y decirle a Dios: Tú eres mi Dios, mi Guía, Tú tendrás una Palabra para decirme en esta situación.
Aprender a leer la Palabra de Dios en clave de gozo, para ser cristianos alegres.
Pedir a Dios dame una fe gozosa, que es capaz de poner alegría donde las cosas no cambian.
Las situaciones no cambian, lo que venga a mi, no depende de mi, pero que yo le de volumen o cuerda, sí depende de mi. La oración nos dice: recuerda la Palabra de Dios dice esto, ¿tú dónde quieres poner tu cuerda?
Es posible tener una fe gozosa.
Salmo 119, 32: “Me apresuro a cumplir tus mandamientos porque llenas de alegría mi corazón. Leer la Palabra de Dios en clave de alegría. Cuando todo me inquieta yo necesito ir a un lugar donde me llene de gozo.
Señor enséñame porque yo no se. Es muy fácil dejarse arrastrar por la tristeza, no tenemos que hacer ningún esfuerzo. ¿Soy yo quién orienta mi vida?, ¿yo dirijo mi historia?, ¿decido a quién hago caso?, ¿dónde viene mi gozo?, ¿soy feliz sólo cuando todo me sale bien? ¿cuando sale todo como he programado?

Mt 25,22-23: “Se acercó el que había recibido dos monedas de oro y dijo: Señor, me diste dos monedas de oro; mira, he ganado otras dos. Su señor le dijo: Muy bien, sirviente honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de lo importante. Entra en la fiesta de tu señor.” Que alegría Señor que no me pides más de lo que tengo, sino según mi capacidad.

Dios no me ha hecho en serie, me ha hecho en serio.


1 comentario:

  1. Gracias Mariajo por comportir tu Fe, seguro que tu eres la primera beneficiada ya que la fe que no se porpaga se apaga. Un abrazo

    ResponderEliminar