Salmo 139: “ Señor, tú me escrutas y conoces; sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos; esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas. Continuamos con todo lo del amor que en el fondo nos construye.”
Jer 1,5: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado”
Esta semana Magdalena nos sigue formando en el amor, que es en el fondo lo que nos construye.
Salmo 119,88 “Por tu amor dame la vida.” Cuando el salmista dice esto ya tiene la experiencia de que ha sido amado. Delante de este amor paramos esta semana y dejamos que nuestro corazón acoja este amor. Por tu amor, amor que ama mucho, amor que ama siempre, amor que ama bien. El salmista le grita a Dios porque sabe que le ama así, él ya lo ha vivido.
Desde la fe esta es la respuesta: yo soy amado así, porque también soy conocido, tal y como soy. Necesitamos ser amados con esta cualidad, porque somos conocidos. Esto nos hace dar pasos cualitativos en la fe. Demasiadas veces hemos de disimular para ser amados, para no ser rechazados, nos mostramos de una forma que no somos. Por nuestra experiencia vivida preferimos no mostrar lo que hay en el corazón. No mostramos las heridas, ni nuestros bloqueos, disimulamos porque pensamos que si los mostramos el otro se asusta. Pero llega un momento que estamos cansados de disimular, parece que porque tenemos fe tenemos que disimular, parece que tenemos que ser como superman. Ponemos una cara en el trabajo, otra cara con los hijos, otra cara con la pareja ... Y otra cuando estamos solos.
Sin embargo delante del Señor nos podemos mostrar tal y como somos. Tenemos que hacer esta experiencia delante de Dios, porque Dios ama lo que hay. Delante de Él puedo abrir lo que no abro a nadie. Él no solo no se asusta, sino que es el motivo por el que nos ama. Cuanto más herida, cuanto más bloqueo, más se arranca la ternura en Dios. A diferencia de nosotros que al conocer a alguien complicado, somos capaces de decirle tú por tu lado y yo por el mío porque no nos queremos complicar.
Él es el que nos conoce bien, bien, bien. Nosotros abrimos a los demás lo que creemos que podemos decir, pero a Dios se lo podemos decir todo.
Señor que bonito es que yo pueda venir delante de ti a mostrarte lo que me conozco y lo que no me conozco. Sin tener que disimular, sin tener que esconder, al revés para que tu misericordia me pueda amar, me pueda curar.
Cuando los demás tocan, a veces hieren, pero cuando Dios toca cura. Desde la fe acabamos amados y transformados. El Señor nos dice, no disimules yo se que te ha costado, no disimules yo se que estas triste. A veces nos dice, no hace falta que hables yo sé lo que te pasa. Voy sin palabras y me entiende.
Por tu amor dame vida porque lo que me hace vivir es ser amado así. La vida es más que respirar. Este amor me da la vida.
Santa Teresita del Niño Jesús dijo “Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre mi conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en los brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él” Dios nos acoge como estamos, no como nos gustaría estar. Así debió experimentarlo Jesús, sentirse amado así le hizo llamar a Dios Abba.
Dios no se escandaliza de mi, y por eso nosotros no debemos escandalizarnos de los otros. El amor de Dios no me cierra, si no que me abre al otro.
Jaime Bonet decía “No hay gente mala, hay gente ignorante. Gente que hace el mal porque no ha conocido el amor de Dios”. Fruto de este contacto con Dios Padre, podremos decir yo no me escandalizo de nadie y amo con un amor misericordioso. Ya que Dios no se escandaliza de mis miserias.
Jer 1,5: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado”
Esta semana Magdalena nos sigue formando en el amor, que es en el fondo lo que nos construye.
Salmo 119,88 “Por tu amor dame la vida.” Cuando el salmista dice esto ya tiene la experiencia de que ha sido amado. Delante de este amor paramos esta semana y dejamos que nuestro corazón acoja este amor. Por tu amor, amor que ama mucho, amor que ama siempre, amor que ama bien. El salmista le grita a Dios porque sabe que le ama así, él ya lo ha vivido.
Desde la fe esta es la respuesta: yo soy amado así, porque también soy conocido, tal y como soy. Necesitamos ser amados con esta cualidad, porque somos conocidos. Esto nos hace dar pasos cualitativos en la fe. Demasiadas veces hemos de disimular para ser amados, para no ser rechazados, nos mostramos de una forma que no somos. Por nuestra experiencia vivida preferimos no mostrar lo que hay en el corazón. No mostramos las heridas, ni nuestros bloqueos, disimulamos porque pensamos que si los mostramos el otro se asusta. Pero llega un momento que estamos cansados de disimular, parece que porque tenemos fe tenemos que disimular, parece que tenemos que ser como superman. Ponemos una cara en el trabajo, otra cara con los hijos, otra cara con la pareja ... Y otra cuando estamos solos.
Sin embargo delante del Señor nos podemos mostrar tal y como somos. Tenemos que hacer esta experiencia delante de Dios, porque Dios ama lo que hay. Delante de Él puedo abrir lo que no abro a nadie. Él no solo no se asusta, sino que es el motivo por el que nos ama. Cuanto más herida, cuanto más bloqueo, más se arranca la ternura en Dios. A diferencia de nosotros que al conocer a alguien complicado, somos capaces de decirle tú por tu lado y yo por el mío porque no nos queremos complicar.
Él es el que nos conoce bien, bien, bien. Nosotros abrimos a los demás lo que creemos que podemos decir, pero a Dios se lo podemos decir todo.
Señor que bonito es que yo pueda venir delante de ti a mostrarte lo que me conozco y lo que no me conozco. Sin tener que disimular, sin tener que esconder, al revés para que tu misericordia me pueda amar, me pueda curar.
Cuando los demás tocan, a veces hieren, pero cuando Dios toca cura. Desde la fe acabamos amados y transformados. El Señor nos dice, no disimules yo se que te ha costado, no disimules yo se que estas triste. A veces nos dice, no hace falta que hables yo sé lo que te pasa. Voy sin palabras y me entiende.
Por tu amor dame vida porque lo que me hace vivir es ser amado así. La vida es más que respirar. Este amor me da la vida.
Santa Teresita del Niño Jesús dijo “Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre mi conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en los brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él” Dios nos acoge como estamos, no como nos gustaría estar. Así debió experimentarlo Jesús, sentirse amado así le hizo llamar a Dios Abba.
Dios no se escandaliza de mi, y por eso nosotros no debemos escandalizarnos de los otros. El amor de Dios no me cierra, si no que me abre al otro.
Jaime Bonet decía “No hay gente mala, hay gente ignorante. Gente que hace el mal porque no ha conocido el amor de Dios”. Fruto de este contacto con Dios Padre, podremos decir yo no me escandalizo de nadie y amo con un amor misericordioso. Ya que Dios no se escandaliza de mis miserias.
Canción Dame Vida. Brotes de Olivo.
“Mi Señor, de mis enemigos líbrame.
En Ti me refugio,
enséñame a cumplir tu voluntad.
Porque Tú eres mi Dios, ¡mi Dios
Tu Espíritu que es bueno me guíe
por una tierra llana. (bis)
DAME VIDA, DAME LA VIDA,
DAME TU VIDA, ¡MI DIOS! (bis)
Mi Señor,
siente cómo me falta el aliento,
no escondas tu rostro,
si lo alejas de mí me moriría.
Haz que siente en la mañana tu amor.
Enséñame el camino a seguir,
a ti levanto mi alma.
ENSÉÑAME TU TIERRA,
GUÍAME A TU TIERRA,
LLÉVAME A TU TIERRA, SEÑOR. (bis)
DAME VIDA…
“Mi Señor, de mis enemigos líbrame.
En Ti me refugio,
enséñame a cumplir tu voluntad.
Porque Tú eres mi Dios, ¡mi Dios
Tu Espíritu que es bueno me guíe
por una tierra llana. (bis)
DAME VIDA, DAME LA VIDA,
DAME TU VIDA, ¡MI DIOS! (bis)
Mi Señor,
siente cómo me falta el aliento,
no escondas tu rostro,
si lo alejas de mí me moriría.
Haz que siente en la mañana tu amor.
Enséñame el camino a seguir,
a ti levanto mi alma.
ENSÉÑAME TU TIERRA,
GUÍAME A TU TIERRA,
LLÉVAME A TU TIERRA, SEÑOR. (bis)
DAME VIDA…
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