miércoles, 17 de abril de 2013

Orar en tiempos de Pascua

Cada tiempo litúrgico nos da una manera de estar, de vivir.
En Pascua podemos asimilar una gran verdad que da sentido a todo. 50 días para asimilar la Resurrección.
La Resurrección es una manera de estar y de ser, y según asimilemos que Dios es un Dios vivo, un Dios resucitado, así podremos vivir la realidad. Una realidad basada en una certeza, cuando hay certeza podemos vivir una enfermedad, un fracaso ... etc. La certeza de la Resurrección es que Jesús ha vencido el mal. No quitó el mal, sino que lo venció. Esto nos da una manera de estar, pasar y vivir. Y para que no tengamos una lectura errónea de la Resurrección Jesús nos dice mirar mis manos, mirar mis pies, para que veamos sus heridas y nos demos cuenta que el pasó, que no se salto la cruz.

María Magdalena en un momento de caos vuelve a buscar el cadáver, en ese momento no cree en la Resurrección.
Los discípulos de Emaus, están también en un caos, en una frustración, en ese momento no creen en la Resurrección.
Tomás también está lleno de dudas de fe.
En estas primeras semanas de Pascua, hemos visto unas experiencias que nos dicen que no hay nada que tú no has vivido que no hayan vivido también los apóstoles, dudas, dificultades, fracasos.
A partir del 4º Domingo ya no vemos más apariciones, sino ya se nos irán dando elementos para poder vivir como Jesús y para que en nosotros se pueda ir dando la transformación que tuvieron los mismos apóstoles.

Jn 10, 27-30: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno”.

Escuchar su voz en medio de todas las voces,

En el cuento Pulgarcito primero puso trocitos de pan en el camino, pan que los pájaros se comían, así Pulgarcito se despista y no encuentra el camino. Tras esa experiencia pone piedras, piedras que no se las quitan y son posibilidades de llegar a casa, son piedras que hacen camino.
¿Qué nos arrebata el camino? dificultades, fracasos, dudas. Si ponemos piedras como la oración (escucha su voz y cuando aprendes a escuchar su voz), aunque tengamos fracasos podremos caminar porque tendremos piedras firmes que nos indican el camino de vuelta al Padre, el mismo que recorrió Jesús.


Texto “Escuchar y seguir a Jesús” de J.A. Pagola. 

La dimensión de la escucha es imprescindible y la pertenencia al Padre, yo sigo a Jesús.
No estamos en los sitios, somos del sitio, no estamos en la Iglesia, somos Iglesia.
Si somos cristianos sin seguir a Jesús o estamos en la Iglesia sin seguir a Jesús, solo estamos aceptando unas creencias y unas obligaciones.
En la Iglesia hay muchos que se alejan porque nadie les ha enseñado, no tienen un proceso de fe.
Estar en la Iglesia es seguir a Jesús, es pertenecer al Padre.

 

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